lunes, 13 de junio de 2011

Fomentar el terrorismo para dominar geopolíticamente


China da su apoyo militar a Pakistán ante Estados Unidos
 
por Webster G. Tarpley
Red Voltaire | Washington DC (EEUU) | 31 de mayo de 2011
Mediante la intensificación de las agresiones militares en territorio pakistaní y acusando a Islamabad de haber protegido a Osama Ben Laden, la administración Obama trata de penetrar en la zona de influencia de China. La inmediata respuesta de Beijing ha sido el envío de un verdadero arsenal aéreo a Islamabad y la presentación de un ultimátum a Washington: ¡toda nueva injerencia de Estados Unidos en Pakistán será interpretada como un acto no amistoso contra China!
El primer ministro pakistaní llego a Beijing en busca de ayuda el 18 de mayo de 2011. China le ofreció 50 cazas JF-17 para reforzar la defensa de Pakistán en caso de ataque de Estados Unidos o de la India.
China advirtió oficialmente a Estados Unidos que todo ataque de Washington contra Pakistán será interpretado como un acto de agresión contra Beijing (Pekín).
Esta advertencia, muy directa, constituye el primer ultimátum de carácter estratégico que recibe Washington en más de medio siglo. El anterior fue la advertencia que le envió la URSS durante la crisis de Berlín, entre 1958 y 1961. La advertencia china demuestra el peligro real de guerra generalizada que encierra la intensificación de la tensión entre Estados Unidos y Pakistán.
«Todo ataque contra Pakistán será considerado un ataque contra China»
Después de los reportes de que, en los días que siguieron a la «operación Ben Laden», China pidió a Estados Unidos que respete la soberanía de Pakistán, la portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Jiang Yu, aprovechó la conferencia de prensa del 19 de mayo de 2011 para reafirmar categóricamente la voluntad de Beijing de que «se respeten la soberanía y la integridad del territorio de Pakistán». Según fuentes diplomáticas pakistaníes citadas por el Times of India, Beijing «advirtió claramente que un ataque contra Pakistán sería considerado un ataque contra China». Este ultimátum parece haber sido enviado en el marco de las entrevistas estratégicas y conversaciones económicas que se desarrollaron en Washington el 9 de mayo y en las que la delegación china estuvo encabezada por el viceprimer ministro chino Wang Qishan y el consejero de Estado Dai Bingguo[1].
Las advertencias chinas se basan implícitamente en la fuerza nuclear de Beijing dado que China dispone de unos 66 misiles intercontinentales capaces, en varios casos, de alcanzar el territorio de Estados Unidos, además de los 118 misiles de mediano alcance, de 36 misiles que pueden ser lanzados desde submarinos y de otros muchos sistemas de misiles de corto alcance.
Para los observadores bien informados, el respaldo de China reviste crucial importancia para Pakistán ya que, sin dicho apoyo, ese país se vería atrapado en una tenaza por Estados Unidos y la India. «Si continúa la presión de Estados Unidos y de la India, tenemos de nuestro lado a una superpotencia», declaró a la AFP el general retirado y analista político Talat Masud[2].
La portavoz china Jiang Yu declaró durante su conferencia de prensa del 19 de mayo de 2011: «Nuestra opinión es que Pakistán, que ha hecho una contribución importante, al precio de sacrificios enormes, debe poder contar con la comprensión y el apoyo de la comunidad internacional en sus esfuerzos por preservar la estabilidad interna y concretar su desarrollo socio-económico y que la independencia, la soberanía y la integridad territorial de Pakistán deben ser respetadas.»
La delegación encabezada por el viceprimer ministro chino Wang Qishang y el consejero de Estado Dai Binguo que viajó a Washington el 9 de mayo de 2011 para participar en el tercer ciclo del Diálogo Estratégico-económico EE.UU.-China fue portadora de un ultimátum para la administración Obama. El vicepresidente Joe Biden y la secretaria de Estado Hillary Clinton asistieron al delicado encuentro.
El ultimátum chino se produjo durante la visita del primer ministro pakistaní Yusuf Raza Gilani a Beijing. Durante dicha visita, el gobierno anfitrión anunció el inmediato envío, libre de costo, de 50 cazas chinos a reacción de última generación, modelo JF-17[3]. Antes de regresar a su país, Gilani subrayó la importancia de la alianza entre Pakistán y China al afirmar: «Estamos orgullosos de contar a China entre nuestros mejores amigos y de reafirmar la confianza que nos une. China siempre podrá contar con que Pakistán estará a su lado en cualquier circunstancia… Cuando decimos que esta amistad es más grande que el Himalya y más profunda que los océanos, eso describe perfectamente la esencia de esta relación.»[4] Diferentes voceros estadounidenses, entre ellos el senador republicano por Idaho James E. Risch, acogieron con gritos de indignación las declaraciones del primer ministro de Pakistán.
La crisis diplomática latente entre Estados Unidos y Pakistán estalló el 1º de mayo, a raíz de la incursión unilateral y no autorizada de los comandos estadounidenses que supuestamente liquidaron al fantasmagórico Osama Ben Laden en una casa fortificada de la ciudad pakistaní de Abbotabad[5].
Dicha operación constituye una violación flagrante de la soberanía de Pakistán. La agenda de esa demostración de fuerza militar orquestada para alimentar la tensión entre los dos países no tenía absolutamente nada que ver con la supuesta guerra contra el terrorismo y sí estaba estrechamente vinculada a la visita que el príncipe Bandar, jefe de la seguridad nacional de Arabia Saudita, realizó a Pakistán a fines de marzo.
El resultado inmediato de dicha visita fue una alianza entre Islamabad y Riad. Pakistán se comprometió, en efecto, a facilitar tropas para poner fin a cualquier posible revolución de color fomentada por Estados Unidos en Arabia Saudita y a proporcionar protección nuclear al reino, haciéndolo así menos vulnerable al chantaje de Washington, que amenaza con permitir que Irán se ocupe de ajustar cuentas a la monarquía petrolera. Un movimiento conjunto de Pakistán y Arabia Saudita tendiente a contrarrestar la injerencia de Washington en la región representaría, independientemente de la opinión que se tenga sobre ambos regímenes, un golpe fatal para el imperio estadounidense, ya fragilizado en el sur de Asia.
En cuanto a las afirmaciones sobre la supuesta acción relámpago del 1º de mayo contra Ben Laden, existe una enorme masa de contradicciones en las explicaciones que cambian de un día para otro. Para hacer un análisis de esa operación lo más apropiado sería recurrir a críticos literarios o de obras de teatro. El único hecho sólido y coherente de toda esa historia es que Pakistán se ha convertido en blanco privilegiado de Estados Unidos, que de hecho ha intensificado su política anti-pakistaní en práctica desde el tristemente célebre discurso de Obama en West Point, en diciembre de 2009[6].
Gilani: duras represalias en defensa de los logros estratégicos de Pakistán
La advertencia de China a Washington se produce justo después de la declaración de Gilani ante el parlamento pakistaní: «No permitamos que nadie llegue a conclusiones erradas. Todo ataque contra los logros estratégicos pakistaníes, ya sea visible u oculto, encontrará una respuesta apropiada… Pakistán se reserva el derecho de contraatacar con fuerza. Nadie debe subestimar la motivación y la capacidad de nuestra nación y de sus fuerzas armadas en la defensa de nuestra sagrada patria.»[7]
En boca de una potencia nuclear como Pakistán, esta amenaza de represalia debe ser tomada muy en serio, incluso por los más fervientes halcones de la administración Obama.
Los logros estratégicos a los que se refiere Gilani son las armas nucleares pakistaníes, que constituyen el elemento clave de la disuasión frente un posible ataque proveniente de la India, en el marco del acuerdo de cooperación nuclear entre Estados Unidos y la India. Las tropas de Estados Unidos presentes en Afganistán no han logrado mantener en secreto su amplio programa de ocupación y desmantelamiento de las armas nucleares pakistaníes.
Según un reportaje de Fox News, en 2009 «Estados Unidos estableció un plan detallado para infiltrarse en Pakistán y apoderarse de su arsenal de cabezas nucleares móviles si pareciera que ese país está a punto de caer en manos de los talibanes, de Al-Qaeda o de cualquier otro movimiento islámico.»
Dicho plan fue elaborado por el general Stanley McChrystal cuando estaba al mando del comando de operaciones especiales de Fort Bragg, en Carolina del Norte. Este comando, que parece estar directamente implicado en la operación contra Ben Laden, se compone de la Army Delta Force, de los Navy SEAL y de «una unidad especial de inteligencia de alta tecnología conocida con el nombre de Task Force Orange». «Pequeñas unidades deben apoderarse de las armas nucleares pakistaníes [y] neutralizarlas antes de reunirlas en un lugar seguro», declaró una fuente citada por Fox News[8].
Obama ya aprobó un ataque furtivo contra las armas nucleares pakistaníes
Como señala el Sunday Express de Londres, Obama ya dio su aprobación a una acción agresiva con la siguiente configuración: «Las tropas americanas se desplegarán en Pakistán si las instalaciones nucleares de esa nación amenazan con caer bajo el control de terroristas deseosos de vengar la muerte de Ben Laden […] El plan, que pudiera ser activado sin consentimiento del presidente Zardari, ha provocado la cólera de los funcionarios pakistaníes […] Obama ordenaría el lanzamiento en paracaídas de tropas encargadas de garantizar la seguridad de los emplazamientos claves de misiles nucleares. Esto incluye el cuartel general de la base aérea de Sargodha, donde se encuentran aviones de combate F-16 dotados de por lo menos 80 misiles balísticos con cabezas nucleares.» Según los funcionarios estadounidenses, «el plan recibió luz verde, y el presidente ya manifestó su intención de desplegar tropas terrestres en Pakistán si piensa que ello es importante para la seguridad nacional.»[9]
La extrema tensión sobre todo este asunto pone de manifiesto la política de la cuerda floja y la increíble locura aventurera de Obama y de su incursión unilateral del 1º de mayo, incursión que las autoridades pakistaníes hubiesen podido interpretar como el prometido ataque contra sus instalaciones nucleares. Según el New York Times, Obama sabía perfectamente que podía provocar un conflicto inmediato con Pakistán, pero insistió «en que el comando a cargo de la operación [contra] Ben Laden fuera lo suficientemente poderoso como para poder batirse y salir del país aún en caso de verse confrontado a fuerzas de policía o tropas locales hostiles.»
Ya comenzó el conflicto armado
El conflicto armado entre las fuerzas estadounidenses y las de Pakistán ya registró una escalada el 17 de mayo, cuando un helicóptero de la OTAN violó el espacio aéreo pakistaní en la región de Waziristán. Las fuerzas pakistaníes estaban en estado de alerta máxima y abrieron fuego de inmediato. El helicóptero estadounidense respondió con disparos. Dos soldados que se encontraban en el puesto fronterizo de Datta Khel resultaron heridos[10].
Una respuesta pakistaní a esa incursión se produjo quizás el 20 de mayo en Peshawar cuando un vehículo cargado de explosivos tomó aparentemente como blanco un convoy de dos vehículos del consulado de Estados Unidos, aunque sólo causó daños materiales y no dejó víctimas estadounidenses. Un transeúnte pakistaní murió y varias personas resultaron heridas. En el frente de guerra entre los servicios secretos, el canal de televisión Ary One reveló el nombre del jefe de la estación de la CIA en Islamabad, quien se convierte así en el segundo jefe de espías cuya identidad se da a conocer en menos de 6 meses.
El enviado de Estados Unidos Marc Grossman rechaza los llamados de Pakistán al cese de las violaciones de su territorio
El 19 de mayo, el representante especial estadounidense para Afganistán y Pakistán, Marc Grossman, sustituto del fallecido Richard Holbrooke, rechazó de manera arrogante los llamados de Pakistán que exigían el cese de operaciones como la de Abbottabad contra su territorio[11]. Negándose a hacer cualquier promesa al respecto, Grossman declaró que en los últimos años les autoridades pakistaníes nunca habían exigido que se respetaran sus fronteras[12].
En medio de esta importante crisis diplomática, la India agravó la tensión al programar maniobras militares provocadoras que apuntan a Pakistán, como el ejercicio «Vijayee Bhava» (Seamos victoriosos) que se desarrolló en el desierto de Thar en el norte de Rajastán. Este ejercicio de guerra relámpago del tipo NBC (Nuclear, Biológica, Química, siglas en inglés) implica la participación del Segundo Cuerpo de Ejército que es «considerado como la más importante de las tres formaciones de ataque del ejército indio, y [cuya] tarea es dividir literalmente Pakistán en dos en caso de guerra total declarada entre los dos países»[13].
El nuevo representante especial de Estados Unidos para Afganistán y Pakistán, Marc Grossman, es uno de los más fervientes halcones de Washington. Conocido por sus vínculos con los servicios secretos israelíes, Grossman reforzó la colaboración entre la CIA, el Mossad israelí y la RAW india.
La CIA, la RAW y el Mossad trabajaron juntos en la creación de falsos talibanes
Uno de las vías para fomentar una provocación lo suficientemente importante como para justificar un ataque de Estados Unidos y la India contra Pakistán sería, por ejemplo, un aumento de los actos terroristas que se atribuyen a supuestos talibanes. Según la prensa dominante en Pakistán, la CIA, el Mossad israelí y la RAW (Research and Analysis Wing, servicio de inteligencia de la India) han creado su propia versión de los talibanes mediante la utilización de una pandilla terrorista que controlan y dirigen. Según una fuente, «Los agentes de la CIA penetraron las redes de los talibanes y de Al-Qaeda y han creado su propia fuerza Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP) para desestabilizar Pakistán».
El general de brigada Islam Ghuman, ex comandante regional del ISI [los servicios secretos pakistaníes, siglas en inglés] en Punjab, declaró: «Durante mi visita en Estados Unidos supe que la agencia de inteligencia Mossad, con la complicidad de la RAW india y bajo la supervisión directa de la CIA, quería desestabilizar Pakistán a toda costa.»[14]
¿Es posible que el doble atentado con bombas que mató 80 paramilitares en Waziristán haya sido perpetrado por esa banda bajo bandera falsa?
Según la misma fuente, los servicios de inteligencia de Rusia revelaron que el «el contratista de la CIA Raymond Davis y su red proporcionaron a los agentes de Al-Qaeda armas nucleares, químicas y biológicas, de modo que instalaciones militares estadounidenses puedan ser blanco [de ataques] y poder responsabilizar a Pakistán». El propio Davis, un veterano en operaciones especiales, fue arrestado por el asesinato de dos agentes del ISI, pero el gobierno pakistaní lo liberó posteriormente como resultado de una extraña y ruidosa campaña del Departamento de Estado estadounidense[15].
 
La CIA afirma que el nuevo jefe de Al-Qaeda vive en Waziristán
Si Estados Unidos necesita realmente un pretexto para justificar sus incursiones le será fácil invocar la supuesta presencia en Waziristán de Saif al-Adel, a quien la CIA ha declarado como el sucesor de Ben Laden a la cabeza de Al-Qaeda[16].
Es evidente que afirmar que Saif al-Adel está cerca de la frontera más sensible del mundo, en vez de hallarse en Finsbury o en Flatbush, resulta muy conveniente para las intenciones bélicas de Obama.
Después de la incursión estadounidense no autorizada del 1º de mayo, el propio general en jefe pakistaní Ashfaq Kayani advirtió a Estados Unidos que ese tipo de «operación aventurera» no debe repetirse y anunció que el personal estadounidense en Pakistán será sometido a una seria reducción.
Según los estimados del ISI, hay actualmente en Pakistán unos 7,000 agentes de la CIA, muchos de ellos desconocidos para el gobierno pakistaní.
Según ciertas fuentes, se ha reducido el intercambio de información entre los servicios de inteligencia pakistaníes y estadounidenses. En respuesta a la reacción de Kayani, la operación de propaganda de la CIA conocida bajo el nombre de Wikileaks mostró nuevamente su verdadera naturaleza tratando de desacreditar al comandante en jefe pakistaní mediante la difusión de dudosos telegramas de embajadas estadounidenses en los que se afirma que pidió a Estados Unidos un aumento –no una reducción– de los ataques de aviones teledirigidos durante los últimos años.
Después del discurso de Obama en West Point, la CIA recurrió a los ataques de aviones teledirigidos para masacrar civiles como medio de fomentar una guerra civil en Pakistán y provocar la división del país siguiendo el trazado de las regiones de Punjan, Sind, Baluchistán y Pashtunistán. El objetivo geopolítico de todo esto es poner fin al papel que desempeña Pakistán como corredor energético entre Irán y China. [Como por casualidad] el experto Selig Harrison se declaró [recientemente] como eminente partidario estadounidense de la secesión de Baluchistán.
Desde el 1º de mayo 6 ataques de aviones teledirigidos estadounidenses han dejado al menos 42 muertos entre la población civil pakistaní, provocando así en el seno de esa población el surgimiento de un odio frenético contra Estados Unidos. En respuesta, una sesión del parlamento pakistaní realizada el 14 de mayo solicitó oficialmente y de forma unánime que se ponga fin a los ataques estadounidenses con misiles y exhortó al gobierno a cortar la ruta de apoyo logístico de la OTAN hacia Afganistán si prosiguen los ataques[17] [18]. Dado que dos tercios del equipamiento de las tropas invasoras que se encuentran en Afganistán transitan por la línea de aprovisionamiento Karachi-Khyber, a través del paso del mismo nombre, esa medida causaría un verdadero caos entre las fuerzas de la OTAN. Todo lo anterior demuestra que es una locura entrar en conflicto con el país por donde pasan las propias líneas de aprovisionamiento.
Ante el parlamento, el primer ministro pakistaní Yusuf Raza Gilani rechazó las acusaciones estadounidenses de complicidad con Osama Ben Laden y recordó la historiade la creación de Al-Qaeda y del «mito Ben Laden» por parte de la CIA. Concluyó advirtiendo a Washington sobre las consecuencias de toda nueva injerencia.
Estados Unidos quiere utilizar contra Pakistán al jefe de los talibanes, el mullah Omar
En sus negociaciones de febrero pasado con los talibanes, el Departamento de Estado renunció a toda condición previa y, según el Washington Post, Estados Unidos estaría parlamentando ahora con los enviados del mullah Omar, el legendario líder tuerto del consejo de la Quetta-Shura, o sea el Alto Consejo de los talibanes. Parece evidente que Estados Unidos está proponiendo a los talibanes una alianza contra Pakistán. Marc Grossman, el enviado especial de Estados Unidos en la región, es hostil a Pakistán pero, en lo referente a los talibanes, lo llaman el «Señor Reconciliación»[19]. Otros afirman, por el contrario, que Estados Unidos quiere asesinar al jefe de la red Haqqani con una operación similar a la organizada contra Ben Laden. Los pakistaníes, por su parte, están decididos a conservar Haqqani como aliado.
Si China se pone del lado de Pakistán es muy posible que Rusia se ponga del lado de China. Con vistas a la próxima reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai, prevista para el 15 de junio, el presidente chino Hu Jintao expresó su satisfacción por las relaciones entre su país y Rusia, señalando que han alcanzado «un nivel sin precedentes» y «un interés estratégico evidente». Por su parte, durante la conferencia de prensa que dio esta semana, el presidente ruso Dimitri Medvedev tuvo que reconocer implícitamente que la «renovación» de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia que tanto proclama Obama se limita a poca cosa desde que se produjo el anuncio del programa estadounidense de instalación de misiles ABM en Rumania y en los demás países del este de Europa, programa que apunta evidentemente contra Rusia.
Lo anterior significa que el tratado START ha dejado de ser de actualidad, factor que hace resurgir el espectro de una posible nueva guerra fría. Como resultado de la actual agresión de la OTAN contra Libia, Medvedev ha declarado que «no habrá resolución de la ONU contra Siria».
Putin tenía razón desde el principio y Medvedev está tratando ahora de corregir su propia política para conservar alguna posibilidad de mantenerse en el poder.
¿Estamos ante una situación similar a la de julio de 1914?
La crisis que condujo a la Primera Guerra Mundial comenzó con el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Habsburgo en Sarajevo, el 28 de junio de 1914. Pero la primera declaración de guerra de importancia no se produjo hasta el 1º de agosto y durante el mes de julio buena parte de la opinión pública europea se refugió tras una especie de triste ilusión idílica, mientras que la crisis fatal iba en aumento. Algo parecido se está produciendo hoy en día.
Son muchos los estadounidenses que creen que la supuesta muerte de Ben Laden marca el fin de la guerra contra el terrorismo y de la guerra en Afganistán. Varias fuerzas que se opusieron a la guerra contra Irak, desde MSNBC hasta los numerosos liberales de izquierda que respaldan el movimiento pacifista, de alguna manera están apoyando ahora la sangrienta agresión de Obama contra Libia, e incluso celebran a Obama como un guerrerista finalmente más eficaz que la camarilla Bush-Cheney debido a la aureola de supuesto éxito adquirida a costa de Ben Laden.

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